jueves, 22 de noviembre de 2012

18 de noviembre:

Autocomplacientes y Autoflagelantes.


“En política el éxito o el fracaso se mide en función de las expectativas”


Desde la fundación de LIBRE, hace aproximadamente seis meses, La Resistencia (esa masa inmensa y amorfa, que se ve y no se ve, que está y no está, que se manifiesta y al mismo tiempo se oculta; que cuando se requiere que salga a la calle, sale, pero cuando decide no hacerlo se queda pasiva pero siempre firme contra el golpe de Estado) comenzó a perfilar el primer momento donde se pondría a prueba, la acumulación de fuerza y el grado de conciencia alcanzado durante el tiempo de lucha y movilización, después del 28J.
Ese momento llegó el 18 de noviembre pasado, que, tal como establece el calendario electoral, correspondía a la elecciones primarias e internas; las primeras para escoger a los cargos de elección popular en los tres niveles (presidente, diputados y alcaldes) y las segundas, para elegir a las autoridades de partido.
Luego de las inmensas caravanas que se organizaron alrededor de la ahora candidata oficial de LIBRE, y, ante lo masiva de éstas, iba creciendo la expectativa y el deseo de manifestar la rabia ante la ignominia a la que somete el sistema, por medio del voto popular. Pero al mismo tiempo, se incubaba en el pueblo otra expectativa más grande aún: ¿cuántos votos sacará LIBRE? O ¿derrotará a los partidos tradicionales? Eran preguntas cargadas de emoción, de deseos escondidos en lo más profundo de la resistencia, que alcanzaba también a aquellos que generalmente se mantienen al margen de la contingencia política, pero que en el último tramo de un proceso electoral, inciden en el resultado final.
La derecha mediática, se encargó previo al 18N, de preparar el terreno para minimizar la votación de LIBRE y luego deslegitimarla. Lo que ahora parece como un fraude electoral, no es otra cosa que el deseo desesperado de las élites dominantes, por hacer aparecer la vigencia del bipartidismo y sobre todo, la del partido liberal.
Sin embargo como en la novelas policíacas, no existe el crimen perfecto, porque al igual que como sucedió con el golpe de Estado, los poderes fácticos violaron las “reglas del juego” que ellos mismos institucionalizaron a través de sus testaferros: los partidos tradicionales, sólo que en ésta ocasión, el fraude es entre facciones de clase- como decían los viejos manuales marxistas- representadas en dos grupos económicos y financieros distintos: uno en el partido liberal y otro en el partido nacional; o sea, los gitanos leyéndose la suerte entre ellos. 

El Millón y el voto oculto

Ahora bien, en LIBRE existía la infundada aspiración de que el nivel de votación se acercara o igualara hitos como la recolección de firmas para solicitar la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, que superó con holgura el millón de ellas. A falta de instrumentos de medición para determinar el grado de aceptación del partido, de los candidatos y de las propuestas, se cayó fácilmente en apreciaciones que poco tienen que ver con la realidad por una parte, y por otra, eran apreciaciones que provenían de personas que carecen de experiencia en el ámbito de la política tradicional que mal que mal, aporta conocimientos sobre ciertas actitudes del votante en general, y del que se ubica más allá de las simpatías que pueda tener por LIBRE, o por la lucha contra el golpe de Estado.
En mi artículo anterior (“18N: El Principio del Fin”) advertía que no debíamos obsesionarnos con un determinado volumen de votación, debido a una serie de factores que condicionan de distintas maneras la voluntad de mucha gente por participar en una elección primaria e interna, sobre todo, tratándose de un partido como  LIBRE, estigmatizado de “ultraizquierdista”, “comunista” o “chavista” por parte de los medios de comunicación al servicio de la oligarquía, hecho evidenciado el propio domingo 18N por la noche en la conferencia de prensa ofrecida por su dirigencia.
Creo que ese factor no debemos subestimarlo, sobre todo, en el área rural y en las ciudades del interior donde, la identificación política, juega un papel importante dentro de las relaciones sociales que en esos espacios se establecen. Por otra parte, estamos obligados a estudiar el fenómeno social que existe alrededor de LIBRE, más allá de la identificación de importantes sectores de la población con su dirigencia y su propuesta; ello nos serviría para explicarnos entre muchas otras cosas que, la lógica de participar en una movilización es distinta a la lógica de ir a una urna electoral, en parte por lo que mencionamos anteriormente, pero además, por temor; es el caso de los empleados públicos o los trabajadores del sector privado, sobre todo, aquel que se identificó o participó en el golpe de Estado que obligó a sus empleados a asistir a las marchas de la ultraderecha.
En esos sectores y en otros, podríamos decir que se ubica el llamado “voto oculto”, que a diferencia de otras sociedades más politizadas, democráticas y tolerantes se hace visible o se manifiesta públicamente sin que por ello, las personas se vean expuestas a represalias o a persecución política.
A pesar de todo lo anterior, miles y miles salieron a manifestar sus simpatías y compromiso con LIBRE y su candidata, no es necesario que sea un millón de votos en las circunstancias descritas, se puede afirmar una vez más, y, con la claridad que siempre nos ha aportado el pueblo, que en el 2013, el bipartidismo llega a su fin. Siempre he sido del criterio, que la gran debilidad de LIBRE es la falta de claridad en sus ideas; ejemplo de ello es la confusión en sus principales dirigentes al creer erróneamente que aún ganando las elecciones, se termina el bipartidismo, entendiendo por ello, la supuesta desaparición de los partidos tradicionales.
Aquí vamos a repetir por enésima vez que esa apreciación es totalmente equivocada, el bipartidismo no consiste en la pervivencia de los partidos que lo integran; se trata de otra cosa: de la forma cómo los dos partidos han establecido entre sí, un acuerdo tácito sobre la manera o la forma de alternarse en el gobierno- que viene sucediendo desde 1925- sobre la base del usufructo de los bienes del Estado. Otro error consiste, en decir reiteradamente que el bipartidismo tiene 121 años de existencia porque lo identifican con la fundación del partido liberal en 1891, cuando desde esa fecha hasta 1923, la política se desarrolló con más claridad, sobre la figura de caudillos y no sobre partidos: Policarpo Bonilla, Terencio Sierra, Manuel Bonilla o Tiburcio Carias por nombrar algunos.
En ese terreno, la derecha repite y repite que el bipartidismo sigue más vivo que nunca, basado en las cifras que ofrece el fraude actual, sin que LIBRE a través de sus dirigentes salga a refutar ese falso argumento que conviene a los grupos de poder. ¿Hasta cuándo persistirán ese tipo de debilidades? Seguramente hasta cuando nos derrote argumentalmente la derecha, que puede ser el próximo año si no se hace nada al respecto, o se deje ese tema, al igual que otros, a los mismos de siempre o a improvisados aunque no sepan ni papa de ellos.

¿Osadía o Hazaña?

Ante la ausencia de datos confiables, tanto del TSE como del anticuado y manipulable sistema de transmisión de datos TREP, no queda más que especular y, dentro de esa especulación, algunas cifras sugieren que LIBRE podría alcanzar más de 600 mil sufragios. Sí eso fuera así, estaríamos en presencia de una verdadera hazaña sin precedentes en la historia política del país, no sólo por la cantidad, sino, por las condiciones en las que ocurre.
No existe registro de que un partido político de reciente o vieja creación, se atreva a participar en un proceso electoral confiando únicamente en la actividad de las corrientes que lo integran, en la actividad de los candidatos, en esa nueva modalidad de caravanas y caminatas o en la confianza de que el pueblo lo hará por su cuenta. Eso no forma parte de las actuaciones normales de cualquier partido político, lo común es que afine su organización, que cuente con una infraestructura electoral, que capacite sus cuadros para el proceso  y que cuente con los recursos mínimos para sufragar los gastos fundamentales como transporte, alimentación y otros gastos, es decir, que cuente con su propia maquinaria electoral.
Se reconoce, el efecto de la lucha contra el golpe de Estado en el despertar incipiente de una nueva conciencia política de cierta parte de la población, pero eso no es suficiente ni crea seguridades para participar electoralmente, y, sin embargo, LIBRE alcanza un piso electoral tan alto, que para los estrategas políticos en cualquier país, representa la posibilidad real de acceder al poder.
Para cualquier partido, participar en esas circunstancias, hubiese sido un suicidio político y sin embargo, LIBRE confió en el pueblo y éste respondió. Ahora, falta por ver, sí LIBRE estará a la altura de semejante osadía o hazaña, según se la quiera ver.

El mundo subrealista de los fraudes

Siempre se ha sabido de que en “Honduristán”, los fraudes electorales constituyen una especie de “regla del juego” al que hay que estar dispuesto a someterse, una vez que se decide participar políticamente. Incluso, hay quienes se han atrevido a dar el porcentaje promedio del fraude en cada proceso electoral: 10%.
También, se sabe de las “elecciones estilo Honduras”, para referirse a una forma de fraude electoral basado en la violencia de un régimen, contra quienes decidían adversarlo electoralmente. La última “pantomima” electoral, en la que, los partidos del bipartidismo hicieron gala sin ningún pudor de su desfachatez, fue en 2009, con las supuestas elecciones en noviembre de ese año.
Se infló lo que tenía que inflarse, se “pagaron” favores por el apoyo al golpe de Estado a personajes oscuros y mediocres de todos los partidos, incluyendo a los de los partidos “testigos” como el PINU y el ex Partido Demócrata Cristiano de Honduras. Hoy asistimos a una especie de replay de 2009, con el mismo sistema, pero aplicado a distintos actores. Urnas “llenas” de votos  con una cantidad superior a la que se le asigna, cantidades que requerirían un día y medio en ser completadas en las urnas, filas vacías de votantes pero urnas llenas de votos, consignas para “reventarse” a X o Y personaje, incluyendo a la hija de quien ha sido el “dueño” de uno de los partidos, deslealtades y traiciones entre el amo y el siervo etc. etc. etc.
Esta “guasa” electoral, ha llevado a que dentro de LIBRE aparezcan los “autoflagelantes”, o sea, aquellos que siempre se opusieron a la participación política de LIBRE y que ahora se autojustifican, basados en la trampa entre las élites de poder. Otros, anticipadamente cayeron en estados depresivos argumentando que “la votación es muy baja”, sintiéndose derrotados en una especie de eco de los deseos de la derecha porque así ocurra.
No debemos caer en la autocomplacencia ni en la autoflagelación, pero tampoco dejar las cosas en manos del azar, o en aquella frivolidad de que “en el camino se arreglan las maletas”. Llegó el tiempo de los planteamientos serios, de dejar atrás las frases hechas o de las consignas vaciadas de contenido, es el tiempo de idear las grandes políticas diferenciadoras, de proponer en lugar de ofrecer.
Sobre esto, ya hay un camino andado, existen contribuciones desde la cuales poder sentar los fundamentos de una Plataforma Programática para ser presentada al pueblo hondureño. La candidata tiene en sus manos el documento: “Socialismo Democrático: Bases Conceptuales y Programáticas”, en el que se abordan conceptos políticos y se esbozan las grandes líneas de las políticas de Estado en un futuro gobierno de LIBRE.
Ni autocomplacientes ni autoflagelantes, optimistas pero realistas, emocionados pero preparados, decididos pero inteligentes, con fuerza pero con prudencia y autocríticos pero con ética.
¡El futuro es nuestro!







viernes, 16 de noviembre de 2012

18N

El Principio del fin 


No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”

Dicho  popular.


A partir de 28 de junio  de 2009, la vulgata mediática del golpismo como expresión directa de  la derecha atrasada de Honduras, se empecinó en hacerle creer a quienes siempre han visto como inferiores, es decir, a los más sencillos y humildes, que aquí excepto por la “crisis” – así llaman al golpe de Estado- “la vida sigue igual”: equivocación total.
La polarización que produjo en la sociedad el golpe de Estado, con todas sus consecuencias, hizo que resultara un fenómeno “extraño” para una sociedad conservadora como la hondureña: la politización de amplias capas sociales y la toma de conciencia de las verdaderas razones de su pobreza y exclusión social a la que han estado sometidas por siempre.
Esa toma de conciencia, un poco ingenua pero clara, ha tenido durante estos   años posteriores al golpe de Estado, un efecto poderoso: deslegitimó al sistema en su conjunto. El pueblo sabía de la debilidad institucional del Estado, pero lo que no sabía, era las causas de esa debilidad, creía que la verdadera razón de su situación de pobreza y miseria estaba en las instituciones políticas como los partidos, el congreso  o las instancias administrativas del gobierno – una verdad a medias- sin embargo descubrió que ambos, son sólo instrumentos de otros poderes a los que hoy, identifica plenamente como los responsables de su situación: la oligarquía.
Pero lo más importante, es que el pueblo descubrió lo anterior, a través de la verdad que los medios le habían ocultado siempre. Se produjo entonces, una mayor “politización” de la sociedad, ya sea para mantener el status quo por parte de unos, o para cambiarlo por parte de otros; de lo anterior, se puede deducir que el voto en las elecciones primarias e internas del próximo domingo, como en las elecciones generales de 2013,  será más politizado, otro efecto no deseado por los grupos que instrumentalizaron el golpe de Estado.

Ahora bien, como hemos dicho en otras ocasiones, en el 2013, por primera vez desde 1925, en Honduras  se pondrá en juego el poder, es decir, será la primera vez que un partido ideológicamente distinto a los tradicionales, compita por el poder con reales posibilidades de acceder al él. El bipartidismo a diferencia de lo que se cree, no comenzó con el surgimiento de los partidos que lo conforman (el Liberal y Nacional) sino en 1925, cuando después de la última Guerra Civil de 1924, los candidatos de los partidos, se pusieron de acuerdo en aceptar el triunfo del otro sobre la base de “la legitimidad de los resultados electorales y el compromiso de traspasar pacíficamente el poder”.
Desde esa fecha en adelante, el mando se traspasó de un partido a otro, instaurándose lo que ahora conocemos como bipartidismo cuya aspiración, es la conquista del Estado, que lo convirtió en su botín principal desde aquella época.
El fin de esa forma de repartirse el “poder”, será en 2013, ya sea que LIBRE alcance la mayoría del poder o una parte del poder. Las implicaciones políticas, económicas y sociales del fin del partidismo pueden ser trascendentes según la nueva correlación de fuerzas que surja de las elecciones generales, por una parte, y por otra, de la capacidad de LIBRE para construir una propuesta programática alrededor de las tres ideas fuerza que ha enarbolado desde la resistencia: convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), la idea de la Refundación y últimamente, el “Socialismo Democrático”.
Es claro, que en términos de propuesta esa es la novedad política, que traerá sin duda tensiones, porque en teoría, supone el fin de la instrumentalización de una parte de la clase política, el fin de la repartición de los privilegios para una parte de las élites dominantes y el fin de una forma de gobernar. Repito, teóricamente.
Por otro lado, el fin del bipartidismo, modificará sin duda el régimen político más que el sistema, si entendemos que el régimen es la forma como se reparte el poder dentro del sistema político. 
Además, para que lo anterior se pueda convertir en parte de la “nueva” realidad política que surgirá a partir del año 2014, dependerá de lo que digan los candidatos desde del 19 de noviembre y más aún, en el 2013. A diferencia de las campañas anteriores, LIBRE, puede obligar a los candidatos de los partidos de la derecha, a abordar los temas que el bipartidismo siempre se negó a discutir por razones de su configuración propia: el cambio del Estado, del gobierno y de la sociedad.
Pero ese “obligar”, sólo se puede hacer con ideas de gobierno y de Estado, no con pronunciamientos ni con panfletos, sí aceptamos que gobernar es una responsabilidad, devenimos obligados a elaborar una propuesta de transformación profunda de manera que el pueblo se vea interpelado a escoger por primera vez, entre dos visiones distintas de cómo hacer avanzar el país hacia una sociedad más justa y con menos desigualdades. De parte de LIBRE, el reto es no caer en la quimera del igualitarismo que sólo ha existido en las utopías medievales de ríos de leche y miel.
El 18N, tenemos la obligación ética de movilizar a toda la resistencia, a todos los militantes de LIBRE, a sus simpatizantes y a otros sectores progresistas en esta nueva etapa de la lucha para hacer realidad la consigna aquella: “de las calles a las urnas”, no nos obsesionemos con un número – deseamos que sea importante- porque en las condiciones de represión a las que ha sometido al pueblo, muchas personas no querrán exponerse en las elecciones internas por distintas razones que condicionan su voluntad de asistir.
En los más de diez mil kilómetros recorridos por nuestra candidata en todo este tiempo, se pudo observar que la decisión de cambio del pueblo sigue intacta, que las convicciones se mantienen, que las aspiraciones son enormes y las expectativas gigantescas. El pueblo sólo espera el domingo por la revancha, pero no una revancha con odio ni venganza sino, de justicia y de homenaje a los caídos, a los golpeados, a las mujeres violadas, a los ultrajados, a los humillados, a los perseguidos y a los exiliados.
El domingo, es el principio del fin.