viernes, 5 de julio de 2013

Vientos del Sur

Recado para “Juan sin Miedo”


Sergio Suazo


Ayer domingo se celebraron Elecciones Primarias en Chile, como se sabe, la política en ese país, desde la vuelta a la democracia en 1990, se ha configurado principalmente en base a dos grandes bloques: de un lado, está el centro izquierda conformada por el Partido Socialista de Chile, (PS) el Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Partido por la Democracia (PPD) y el Partido Radical-Socialdemócrata (PR-SD). Estos partidos han conformado lo que se ha conocido como La Concertación de Partidos por la Democracia, que derrotaron a la dictadura de Pinochet, en el plebiscito de 1988, hoy llamada “Nueva Mayoría” por la incorporación del Partido Comunista y movimientos ciudadanos.

En el otro lado, encontramos a La Alianza por Chile, o sea la centro derecha, conformada por el partido Unión Demócrata Independiente (UDI) fundada por Jaime Guzmán, el principal ideólogo de la derecha pinochetista, y el Partido Renovación Nacional (RN) que es una derecha más liberal, con una ideología neoconservadora. Por otra parte, ha existido en Chile desde el proceso de la transición, una izquierda extraparlamentaria compuesta por el Partido Comunista (PC) que ahora tiene representación en el parlamento, y una serie de partidos menores y grupos como los ecologistas y humanistas.

Después del gran desarrollo alcanzado por Chile en 20 años de gobiernos de la Concertación, ésta pierde las primeras elecciones en 2010, cuando Sebastián Piñera (de Renovación Nacional) como candidato de la Alianza por Chile, se convierte en presidente y de esa forma, la derecha vuelve al poder en forma democrática, en varias décadas.

Hoy Chile, es un país a las puertas del desarrollo, es miembro de la OCDE, tiene la economía más abierta de América Latina, un ingreso per cápita de $20.000, allí se encuentra la empresa de cobre más grande del mundo, un nivel de institucionalización muy alto y una democracia consolidada. Pero por otra parte, es uno de los países más desiguales de la región, no obstante haber reducido la pobreza de un 42% en 1990, a un 14% aproximadamente en la actualidad; tiene uno de los sistemas educativos universitarios más caros del mundo y el sistema de pensiones creados durante la dictadura, hoy está siendo cuestionado duramente por sus afiliados y por la sociedad.

Internacionalmente, Chile es presentado como el éxito del “modelo neoliberal”, la joya de la corona, pero que en su interior, ha germinado un malestar profundo desde los movimientos sociales y principalmente el movimiento estudiantil, que desde el 2006, ha interpelado a la clase política en sus conjunto por una educación pública, gratuita de calidad y con énfasis en el fin del lucro en la educación. El momento fulgurante de ese descontento es en 2011, cuando el movimiento estudiantil pone en jaque al gobierno de Piñera con intensas  y multitudinarias movilizaciones en Santiago, la capital, y en el resto del país; tan profundo ha sido el cuestionamiento al modelo, que tanto los estudiantes como los movimientos sociales, fueron incorporando otras demandas de tipo político como introducir cambios institucionales a través de una Asamblea Constituyente, tema que ahora mismo, ha formado parte de la campaña de las elecciones primarias y que será de las elecciones generales, el 17 de noviembre próximo.

En las elecciones de ayer, por la “Nueva Mayoría” el bloque de centro izquierda, participaron 4 candidatos: Michelle Bachelet, en representación un sub bloque formado por el Partido Socialista, el Partido Por la Democracia, el Partido Comunista y el Movimiento al Socialismo (MAS), un candidato independiente,  el candidato de la Democracia Cristiana y el candidato del Partido Radical. De un total de tres millones de votos emitidos para ambas coaliciones, Bachelet obtuvo ella sola, más de un millón quinientos  sesenta y un mil votos, el 73%, seguida del candidato independiente con un lejano 13%, 8.6% del candidato demócrata cristiano y el 5% del candidato radical. Sumados esos votos, se alcanza el 72,6% para la “Nueva Mayoría”, con 2, 137,423 votos.

En el bloque de la derecha, el ganador fue el candidato de la UDI, Pablo Longueira que obtuvo 414,380 votos para un 51%. Mientras el perdedor, Andrés Allamand de Renovación Nacional, obtuvo 392,221 votos que representa el 48%. En total, la Alianza de derecha alcanzó 806,601 votos, o sea, el 27,4% del total de votos emitidos.

Sobre estas elecciones, deseo resaltar dos hechos: uno, anecdótico y el otro, aleccionador. El primero, es que el ahora candidato de la derecha Chilena, Pablo Longueira, “niño bonito” de Pinochet según se sabe en Chile y ex ministro de economía del actual gobierno, es la máxima debilidad de “pánfila” (la derecha económica de Honduras) ha sido invitado especial por los “empresarios nacionales” a sus aniversarios, les gusta ponerlo de ejemplo cuando habla de cosas que allá son comunes pero aquí, “pánfila” las oye como una revelación divina.

El segundo, es una lección de lo que no se debe hacer, salvo que se desee perder la elección. Durante toda la gestión, el gobierno de Piñera a través de voceros, senadores, ministros y dirigentes políticos, desató una verdadera guerra sucia contra Bachelet por sus supuestas responsabilidades políticas durante el terremoto y tsunami  que azotó parte de la zona sur de Chile, el 27 de febrero de 2010. En esa ocasión, la pequeña localidad de Dichato fue barrida por el tsunami que provocó el terremoto, lo mismo ocurrió con otras localidades aledañas, se pretendió acusar a la ex presidenta de no haber dado a tiempo la alarma para evacuar a la población hacia zonas altas y seguras, por lo que murieron muchas personas.

A raíz de la tragedia, se abrió una investigación para deducir responsabilidades a las autoridades encargadas de las instituciones de alerta y protección civil y militar. Desde el gobierno, se trató de que la justicia imputara a Bachelet por su actuación en el terremoto. En paralelo, los ataques políticos no cesaron desde antes de su regreso a Chile para postularse como candidata, en una verdadera campaña de terror, pero la gran sorpresa es que la ex presidenta obtuvo en éstas elecciones primarias, votaciones altísimas no sólo en Dichato (85,16%) también en toda la región devastada por el terremoto (83,2%) en promedio.

La otra parte de la campaña del terror, era la incorporación del Partido Comunista a la “Nueva Mayoría” cuyo líder ahora es Bachelet. La derecha hablaba de inestabilidad política, de ingobernabilidad, de baja en las expectativas económicas etc. por la posible participación del los comunistas en un futuro gobierno de Bachelet. Los analistas, reflejan el error garrafal del gobierno y los partidos de derecha por desatar una campaña que ya no tiene efectos sobre la población, por el contario, una votación tan alta, quiere decir que la gente se identificó con la propuesta de Bachelet, construida escuchando a la gente, con los partidos que la apoyan y consultando a los expertos (igual que aquí).

La votación de la centro izquierda muestra que el gran derrotado fue el gobierno, así lo estiman los analistas chilenos, por otra parte, confirma lo “incombustible” del liderazgo de Bachelet y por último, quedó demostrado una vez más, que las campañas de terror no producen los efectos esperados. Son situaciones diferentes dirán, sí es cierto, pero el propósito es el mismo: destruir por el terror y los resultados también serán los mismos, el fracaso. Pregúntenle a la derecha chilena, o lo que es lo mismo: ¡el que no oye consejo, no llega a viejo porque es p…!

S.L. 1/7/2013

sábado, 29 de junio de 2013

Asamblea Constituyente

¿Originaria, refundacional o en la medida de lo posible?


“La primera regla de la democracia es que
la mayoría manda. La segunda, es que la
mayoría puede cambiar cualquier regla,
salvo la que dice que la mayoría manda”.

Sergio Suazo

Cuando se trata de momentos límites dentro de la sociedad, sea una revolución, una conmoción social o una crisis, los resultados pueden ser la sustitución total de las instituciones, valores y el sistema de ideas establecidos; también puede resultar una modificación del régimen político a partir de la influencia de una religión determinada, y, en el último caso, la emergencia de una serie de cambios que llevan a la modificación profunda de las bases en las que se ha sustentado el sistema social en su conjunto.

Los economistas hablan de crisis no solamente como algo negativo que afecta a mercados, empresas o a los ciudadanos, también se puede ver una crisis como oportunidad para innovar, para modernizar, para adquirir bienes etc. Si extrapolamos éste último significado de crisis- es decir como sinónimo de oportunidad- a la política, fácilmente se puede deducir que una crisis como un golpe de Estado, puede llevar a que de ella surja algo distinto aunque no necesariamente para bien.

En el caso de Honduras, si se pudiera hacer abstracción de las gravísimas violaciones a los Derechos Humanos que se dieron a raíz del quiebre institucional en 2009, diríamos que esa crisis abrió la oportunidad para poder pensar, plantear y luchar por hacer cambios profundos al sistema. Con anterioridad al golpe de Estado, se sabía mucho de las causas que hacen del país uno de los más atrasados del continente, que la democracia es una mera fachada para el accionar impune de los partidos que hasta ahora conforman la parte política del bipartidismo, que existen grupos económicos que convirtieron al Estado en el instrumento para materializar sus egoístas intereses etc. etc., pero lo más trascendente- está por ver hasta dónde- es que amplios sectores de la sociedad percibieron que la situación de exclusión y marginalidad que sufren, sólo puede ser revertida con su participación, pues de ello se deriva el factor clave: el poder.

Pero el poder en cualquiera de sus formas, requiere ser materializado, y una de ellas es contar con mayorías políticas en las instancias de decisión. En esas instancias se encuentran las formas de materialización, una de ellas es la Asamblea Constituyente. Su pertinencia, alcances, límites, miedos, oposición y viabilidad se abordan en las páginas que siguen

El estado del debate

En la antigüedad clásica, además de historiadores, poetas, dramaturgos etc. que escribían con raciocinios elegantes y sobrios, los pensadores como Platón, ordenaban el pensamiento en niveles: en el primero, estaba el debate, o sea el enfrentamiento de ideas distintas pero coherentes cuyo fin último era llegar a la verdad. En el segundo nivel, se encontraba la mera exposición de raciocinios sin debate o sea, sin crítica y en el último nivel, algo así como en una especie de sótano, se encontraban lo que ahora llamamos consignas, que siendo ideas también, se quedan en la fantasía y en la ambición porque expresan “la versión vulgarizada de las ideas”.

Es ingenuo pensar que en política no haya consignas – y “consigneros”, si se permite la expresión- pero sería desolador que fueran éstas la base sobre la que sustente la praxis política.

El tema de la Asamblea Constituyente aún no ha entrado a un debate serio, por varias razones: la primera, es que no ha pasado de representar una aspiración social y política de ciertos movimientos sociales y de algunos partidos políticos de reciente creación como LIBRE, el FAPER y otros que seguramente se unirán como la UD, en una concordancia que en el futuro podría ser parte de la recomposición política que seguramente experimentará el país, dependiendo mucho de los resultados electorales del 24 de noviembre.

Hasta ahora, cuando se ha tratado la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente que redacte una nueva constitución, lo que más sobresale es su escasa profundidad tanto en quienes la promueven como en quienes la adversan. Los primeros, en la falsa creencia que resolverá todo, y los segundos, por no considerarlo necesario, argumentan que la constitución actual ya ha sufrido una serie de reformas que la actualizarían, desconociendo que se trata de algo más profundo que una reforma superficial: una nueva constitución que pierda su carácter de instrumento al servicio de un élite y de un orden distanciado por completo de la realidad que viven las mayorías nacionales.

Segunda, porque no es claro que se vaya a producir un debate directo entre ambos extremos como parte de la campaña electoral, es posible que cada uno mantenga su posición hablándole al  vacio por su cuenta, en espera que se produzca el eco; pero en caso que suceda lo contrario, ocupara un lugar central en la campaña política lo que sería un avance importante al menos a nivel discursivo pues se abordarían los tremas “tabú” de las grupos dominantes: los artículos “pétreos”, sobre todo, los que prohíben la reelección.

Tercera, porque luego de que, quienes creían ingenuamente que “en la calle está el poder”, se dieron cuenta que los cambios una vez que se aspira a ser parte del sistema, sólo pueden hacerse desde el poder y ahora mismo, no se cuenta con ese poder político para impulsar la Asamblea Constituyente. No faltará quien desde la emoción contradiga ésta última afirmación, sin embargo, sirva aclarar lo siguiente: una cosa es contar con simpatía y apoyo popular, con capacidad de movilización y hasta con un buen volumen electoral y otra, es tener fuerza y poder político.

El poder político sólo se obtiene cuando esas condiciones que se mencionan, tienen una materialización, es decir, cuando se accede a las instituciones desde las cuales se cambia la correlación de fuerzas que hace posible los cambios. El poder político se materializa en el ámbito local en las Alcaldías Municipales, y, para tener mayorías políticas, en el Congreso Nacional.

 Cuarta razón, porque es deseable que la discusión se haga con todos los actores, los viejos y los nuevos, eso sólo podrá ser después de las elecciones de noviembre de donde saldrán los “nuevos” sujetos políticos.

Se podría agregar una quinta, es fundamental que algo tan serio como una Asamblea Constituyente, se deba entender el carácter eminentemente político, con implicaciones jurídicas, económicas, sociales y culturales, claro está. Hacer recaer su comprensión únicamente en los aspectos jurídicos, equivale a entender poco de lo que se está hablando pues no basta con plantear una nueva Constitución, hay que argumentar sobre su pertinencia, cómo se hace, qué temas contendrá, cómo modificará la naturaleza del Estado, quiénes participaran o algo tan importante como saber sus límites, si requerirá de negociación con los grupos políticos y económicos que la adversan. En fin, fundacional no puede ser ni originaria, entonces ¿será en la medida de lo posible? No hay que ser muy perspicaz para deducir el camino que podría tomar.

 Pertinencia democrática

Para las fuerzas políticas y económicas conservadoras del país, que resisten y resistirán hasta donde les sea posible, una Asamblea Constituyente, es uno de los productos menos esperados del golpe de Estado, son las consecuencias de subestimar a los pueblos al borde del colapso, sin embargo es un tema que poco apoco ha pasado a formar parte de las consideraciones de esos grupos, y de sectores ligados a ellos. Algunos casi aceptan con resignación que “para allí vamos”, como me dijo recientemente un miembro de una de las familias políticas más reconocidas del país.

Esa sensación es “transversal” - como les gusta decir a las ONG de corte neoliberal y a otras no tanto- en la clase política, las encuestas de opinión han hecho que tanto los poderes fácticos como sus operadores políticos, o sea “sus” partidos, se encuentren al borde de un ataque de nervios (y las esposas desesperadas) es un estado de ánimo que esconde el temor de esos grupos ante la posibilidad de que su “modelo” sufra profundos cambios que amenacen  “sus intereses y posiciones dominantes” dentro de la sociedad. Sobre esto, Roberto Viciano, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Valencia, España y buen conocedor de los procesos constituyentes en Latinoamérica dice: “los procesos de cambio siempre asustan al dinero…los procesos constituyentes son visto como una amenaza de inestabilidad pero son más bien maniobras de amarre para evitar los cambios, amenazas de los poderes fácticos para impedir que lo que la gente quiere se lleve a cabo”.

El ejemplo de Bolivia es muy ilustrativo, el proceso constituyente fue satanizado por la vía de la supuesta inestabilidad que produciría, no ocurrió así. Hoy, Bolivia tiene uno de los períodos de mayor estabilidad institucional de sus reciente historia a pesar de los intentos separatistas de algunos departamentos gobernados por la oposición de derecha; los capitales extranjeros lejos de retirarse se quedaron, porque el dinero se “acomoda” donde hay ganancias y Bolivia pasó de tener menos de $500 millones en reservas internacionales en 2006, a más de $14 mil millones en la actualidad con lo que el argumento de los temores, se desvanece.

El orden social que en Honduras emergió de la Constitución de 1982, como se ha dicho reiteradamente, obedecía a la lógica de unas condiciones internacionales y regionales que atendían la “necesidad” geoestratégica de reacomodar el poder para revestirlo de una nueva “legitimidad democrática” a conveniencia de los poderes externos e internos que han dominado la región casi desde su “independencia”. Luego del fin los regímenes militares, y la “implantación” de “democracias” tuteladas constitucionalmente por el mismo poder militar desde los cuarteles y no ya desde las instituciones, el lenguaje político de los “nuevos actores” – las viejas cúpulas políticas de los partidos tradicionales- comenzó a hablar de “estabilidad democrática” ( no habían copiado el término gobernabilidad porque aún no salía del ámbito académico), “atrás quedaron las elecciones estilo Honduras”, “la supeditación del poder militar al poder civil” o “profundización de la democracia” etc.

Con el paso del tiempo, nos fuimos dando cuenta que seguíamos siendo la más “bananera” de las “democracias” en la región, es decir, la menos democrática; 5,2 cuando el promedio en el resto de los países centroamericanos es de 6,7 en una escala de 1 a 10, donde 1 es lo menos democrático y 10, lo más democrático. En síntesis, después de treinta años desde el retorno constitucional que no transición política, no fue tiempo suficiente para que la democracia pudiera habituarse a sí misma (Rustow).

Por otra parte, en los últimos años, el déficit democrático sigue siendo alto a pesar  de algunos avances experimentados en el sistema político, sin embargo, se percibe el gran desfase de los partidos políticos con relación al papel que ellos cumplen en lo referente a su papel de intermediación entre las demandas sociales y el Estado. Ello se debe entre otras cosas, a que desde hace mucho tiempo, los partidos políticos en todas partes, perdieron el “monopolio” de la representación de los ciudadanos, eso debido al surgimiento de unas serie de organizaciones que desde la base de la sociedad, articulan, promueven y defienden sus intereses al margen de los partidos.

Consecuentemente, los altos niveles de pobreza y pobreza extrema (cercana al 70%) como expresión máxima de las exclusión social, la crisis de legitimidad de las instituciones, el papel de operadores políticos que cumplen los partidos, la cooptación del Estado por los “poderes fácticos”, la ausencia de política públicas eficientes, el irrespeto casi absoluto de las mismas “reglas del juego” establecidas en la actual constitución y las leyes secundarias que de ella se derivan, la poca claridad y en algunos casos ausencia de principios básicos para el funcionamiento económico del sistema, son factores que constituyen un escenario con suficientes justificaciones para que se puede plantear con mucha legitimidad, una Asamblea Constituyente. Como síntesis de lo anterior, y para sustentar la afirmación, sólo el 29% de los ciudadanos hondureños está satisfecho con la democracia (Corporación Latinobarómetro, Informe 2011)

Como se ha dicho, éste tema ha ido cumpliendo varias fases: primero, es algo aspiracional de ciertos grupos sociales y políticos, segunda, debe ser asumido por una masa crítica amplia con capacidad de traspasarla a la población con el fin de que la haga suya para poder defenderla, tercera, comenzar a construirla intelectualmente con todo lo que ello implica, y por último, construir mayorías políticas que la hagan factible. Es importante recordar: una cosa es lo pensable, otra los posible y una distinta lo factible.

Llegar a una Asamblea Constituyente es un camino sinuoso, escabroso, cuesta arriba, con avances y retrocesos. Mucho dependerá de contar o no con mayorías políticas, las que por cierto, de no contar con las propias, no significa que no se puedan construir; una de forma para tenerlas es la política de alianzas.

Sin embargo, existen ciertas condiciones que se deben tener en cuenta, por ejemplo, saber sí una Asamblea Constituyente es  considerada una prioridad por la población; las encuestas de opinión muestran que no, ya que entre las prioridades destacan, el desempleo, la inseguridad pública, la corrupción etc. pero no obstante ello, dentro del sector que está porque en el país se produzcan cambios profundos en el sistema social en su conjunto, es decir, cambios políticos, económicos y sociales, un 46% está a favor mientras, el 38% se opone, según los datos de la Encuesta de KELLER Y ASOCIADOS, mayo, 2013.

De los datos anteriores se puede colegir, que el grado de adhesión o simpatías con las que puede contar la propuesta de una Asamblea Constituyente, es muy alta, pero también los mismos datos muestran que difícilmente una sola fuerza política podrá convocarla por sí misma sin contar con otros apoyos, éste hecho, fuerza a un proceso de negociación que seguramente irá desde las formas, el procedimiento y los contenidos. Es aquí, donde el papel aguanta todo lo que le pongan, pero no así la realidad.

Asamblea Constituyente: ¿la avería del sistema?

De una manera distinta a lo que ha ocurrido en países árabes, europeos y latinoamericanos como Chile, México y ahora Brasil, en los que las viejas ideas políticas son sacudidas por los movimientos ciudadanos que tienen en las redes sociales su propio “Caballo de Toya”, en otros con poca o nula significación internacional como Honduras (excepto por una tragedia natural o una vergüenza política en forma de golpe de estado) el poder se está redireccionando- al menos el poder formal-  hacia sectores sociales que tradicionalmente han permanecido al margen de las instancias de decisión política como los parlamentos o el poder Ejecutivo.

La Resistencia ha sido a Honduras, lo que los indignados a España,  las revueltas sociales a los países árabes y la ocupación de los símbolos del capitalismo a Estados Unidos. Las formas y las condiciones son distintas, pero las motivaciones son las mismas: resistir y deslegitimar el poder que niega las demandas por más y mejor educación, vivienda, empleo, bienestar colectivo e individual, respeto por el medio ambiente, resistir un poder que invade y destruye países por conservar “su modo de vida” a costa del bienestar de los demás, y que sustituye la política por los mercados.

Sin embargo, esos movimientos no han podido capitalizar (materializar) su gran capacidad de movilización en poder político, al que siempre se llega –salvo una revolución- por la vía electoral, pero hoy, bajo formas distintas por la participación de ciudadanos organizados o al menos convocados.

Hace unos meses junto a otros colegas, con el auspicio de la Fundación “Friedrich Ebert” de Alemania, elaboramos un documento con el nombre de “Elecciones en Honduras: ¿Continuidad, cambio o ruptura después del golpe de Estado”, Marzo, 2013, en el que, entre otras cosas, se plantea de una manera distinta lo que se denomina el “bipartidismo”. En ese documento, se entiende el bipartidismo como un Sistema de Reparto de los bienes del Estado que comienza en 1925, originalmente conformado por los dos partidos tradicionales a los que en la década de los años cincuenta se le agrega las Fuerzas Armadas, posteriormente participan de forma decisiva sectores económicos de la burguesía hasta conformar lo que hoy se denomina la “oligarquización del Estado” por un reducido grupo de familias casi todas de origen extranjero, que son quienes controlan las principales actividades económicas del país: producción, comercio, banca, exportadores, comunicaciones y algunos servicios públicos. Los dos partidos tradicionales, cumplen en ese Sistema de Reparto, un papel más de intermediaros entre esos grupos y el Estado y menos entre los ciudadanos y el Estado; por esa razón, la política está demás, no se le considera necesaria.

En ese contexto, la Asamblea Constituyente se erige no solamente como una aspiración, también como la posibilidad de redefinir las reglas en las que se basa el funcionamiento del sistema, por medio de la consulta y la participación de los ciudadanos. El resultado sería una nueva Constitución, de la que se derive un nuevo orden político, económico y social que es el verdadero miedo de las élites que controlan el poder; además, la irrupción de la Asamblea Constituyente como tema de la agenda publica – se verá después si también en la agenda del Estado- viene a romper la hegemonía no sólo de las ideas establecidas por los poderes dominantes, sino que, esa discusión, puede derrotar los “miedos” infundidos e infundados en la población, sobre lo que supondría en la práctica una Asamblea Constituyente.

En una situación de dispersión del poder político como la que puede ocurrir en Honduras después del 24 de noviembre, la “satanización” de la Asamblea Constituyente que seguramente vendrá antes de esa fecha, importa mucho que ocurran al menos dos situaciones: primera, el tema debe ser defendido por personas conocedoras del mismo, se puede ganar en la calle y perder la discusión, segunda, el mayor apoyo debe venir de los movimientos sociales que son en la práctica real, quienes mejor recogen el descontento social, las reivindicaciones y las aspiraciones colectivas de una manera que cruza a todas las capas de la sociedad. Unas para hacerlas suyas, y otras, para darse cuenta al menos, que no se puede ser tan rico mientras otros son tan pobres, que unos pocos vivan tan bien, mientras tantos vivan tan mal.

Además, debe ser claro que no se trata de eliminar derechos, sino, de los privilegios de todos en condiciones de justicia social, como bien dice Gina Chávez, de la Asamblea de Ecuador, “ el juego de las élites siempre ha sido guardar las instituciones del Estado como una garantía de sus intereses y las asambleas rompen con ese modelo… que se toma el diseño de la Constitución…como un instrumento para la realización de derechos…eso va en contra de lo que ha sido el modelo tradicional del Estado”

Los poderes fácticos, resistirán como ya se dijo, la convocatoria a una Asamblea Constituyente, seguramente preferirían introducir reformas a la Constitución por la vía institucional pero lo que no entienden es que una Constitución es efecto y no causa de una situación preexistente, por un lado, y por otro, que una nueva Constitución, no pertenece exclusivamente a la arquitectura constitucional o procedimental de un país determinado, es algo más de fondo: es un proceso esencialmente político con infinitas complejidades que en la práctica como se ha observado en casi todos los casos, se resuelven a través de la negociación,  la participación de todos los sectores de una sociedad  que da como resultado eso que se denomina, un nuevo pacto social.

Si no puedes contra ella… mediatízala

Una nueva Constitución debe expresar las nuevas realidades políticas, económicas y sociales del mundo en que vivimos, resulta casi imposible sostener que somos una democracia moderna cuando todavía subsisten ideas, prácticas, visiones y “políticos” que niegan la posibilidad siquiera, de debatir sobre el sistema político que tenemos, y menos cambiarlo. Las tradicionales ideas políticas que dieron legitimidad a la democracia, han sido superadas o están siendo cuestionadas por amplios sectores  ciudadanos a quienes dicen representar los políticos sean éstos de derecha o de izquierda, basta ver los acontecimientos de Brasil donde la presidente va a llamar a un plebiscito para convocar a una Asamblea Constituyente y emprender reformas políticas, económicas y sociales. Todo, debido a los movimientos sociales que articulados o no, poseen la capacidad para poner en jaque a la clase política.

Para ganar la batalla de la Asamblea Constituyente no basta la euforia, el discurso fácil e inocuo, no es suficiente la consigna o el panfleto desde los sótanos del lenguaje político, hace falta modificar primero la correlación de fuerzas, volver a la idea original de la democracia: el pueblo, del que deriva todo poder, incluyendo la Asamblea Constituyente. Algo debe ser claro, una nueva Constitución sólo puede ser democrática si se origina en la Asamblea Constituyente en donde además de los sectores de la sociedad, estén representados los nuevos actores que saldrán de las elecciones generales de noviembre.

De ahí el temor de los grupos dominantes, su miedo es que la Asamblea Constituyente surja desde abajo, obligue a las clase política a ir al fondo de los problemas y no como a la clase política conservadora le gustaría, o sea, remozar la Constitución desde arriba. La coyuntura político-electoral es oportuna para impulsar el debate, también para que grandes sectores de la sociedad participen de la propuesta porque se trata en el fondo, de un verdadero ejercicio democrático y participativo que rompe con el inmovilismo del tipo de democracia que han impuesto los partidos del pasado.

Los siguientes datos pueden servir para ilustrar que las Asambleas Constituyentes, lejos de ser regresivas como las quieren hacer ver los defensores del status quo, han formado parte importante de los órdenes sociales creados desde 1789. Un estudio de la Universidad de Illinois, estima que desde esa fecha hasta el presente, se han redactado alrededor de 803 Constituciones incluyendo la de Estados Unidos, el 40% de esas Constituciones, es decir, 308, se ubican en América Latina; de los 10 países que más la han reformado, 7 también son latinoamericanos, incluyendo Honduras que lo ha hecho 36 veces.

En cuanto a los mecanismos de la llamada “Democracia Directa”, es decir, Plebiscitos, Referéndum,  Iniciativa Popular y Revocatoria de Mandato, existen suficientes experiencias en la región. Iniciativa Legislativa Popular, la poseen 12 países, Consulta Popular (Plebiscito/Referéndum) 16 países, en solo 4 de ellos no se ha utilizado: El Salvador, Nicaragua, Paraguay y Honduras, Revocatorio de Mandato, 2, Ecuador y Venezuela. El primero para los diputados provinciales, y el segundo, para todos los cargos.

El mecanismo más utilizado desde 1978 son el Plebiscito 15, Referéndum 13 y Consulta 9. Los países que más los han utilizado son: Uruguay 13, Ecuador 5, Chile 4, Panamá, 4 y Venezuela 4. Temas más consultados: Reformas Constitucionales, Reformas económicas y sociales y aprobación o derogación de Leyes Especiales.

Ahora, si bien es cierto que la coyuntura es favorable para convocar a una Asamblea Constituyente, también es cierto que genera oposición y controversia por las razones que se han expresado aquí. Más allá de ese hecho, la convocatoria se definirá en la correlación de fuerzas tanto en el Congreso Nacional junto con la movilización social sin descartar por ello, la posibilidad que sea convocada por un gobierno. El caso colombiano es ejemplo de ello, en las elecciones parlamentarias de 1990, un movimiento estudiantil universitario llamado, “Todavía podemos salvar a Colombia” consiguió que se tomara en cuenta una Séptima Papeleta (una especie de Cuarta Urna) por la cual se consultara para la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

El resultado de más de 2 millones de votos a favor, hizo que la Corte Suprema avalara esa aspiración, argumentando que no se podía ignorar ni limitar el poder “del constituyente primario”; de esa forma, en las elecciones presidenciales de 1990 la consulta fue aprobada por el 86% de la población. Como consecuencia, se eligieron 70 delegados que reformaron totalmente la Constitución vigente desde 1886.

En nuestro caso, los peligros que puede enfrentar tanto la convocatoria como la Asamblea misma, están relacionados con poseer la capacidad de tener un acuerdo amplio, que no unánime, porque no es posible. Tampoco se debe descartar la tentación de algunos grupos de alcanzar todo de la manera que se pueda, en algo tan delicado, es preferible “juntar más agua en la piscina” porque se trata de una doble vía; por lado, poseer la fuerza política necesaria, y por otro, ser capaz de persuadir en una negociación que además de compleja, puede ser que, la Asamblea en la que ahora se piensa – originaria o refundacional- se vea  mediatizada por un acuerdo “en la medida de lo posible”.

No considerar un escenario de esa naturaleza, además de irresponsabilidad política, es no tener conciencia de lo que se tiene enfrente. Claramente es un tema complicado por cuanto se puede ganar por ejemplo, 55 a 45, o se puede perder 45 a 55 con lo que ya no es posible tener todo a lo se aspira y entonces, las aspiraciones se verían disminuidas. Se trata entonces de prepararse para minimizar los riesgos, algo que dependerá del mecanismo que se escoja para elegir lo que podrían ser los delegados. En algunos casos, han sido escogidos por gremios y grupos de la sociedad, en otros, a través de los partidos políticos para no llegar a la elección del voto directo; por esa razón, ya se dijo aquí, preferiblemente después de las elecciones del 24 de noviembre.

Soy consciente que el tema tiene múltiples variables y condicionantes, que quedan otros aspectos centrales como los temas que debería abordar una Asamblea Constituyente, por ejemplo, cómo lograr los equilibrios políticos necesarios entre los poderes del Estado, considerar si es necesario moderar el fuerte presidencialismo que tiene el sistema político, avanzar en la profundización de la democracia con los distritos electorales o establecer nuevas reglas para el funcionamiento de los factores económicos y otros como ver si es posible establecer una red de protección social para los más pobres etc. etc.

En una próxima entrega, seguramente nos ocuparemos de ello, por ahora, a soñar, después de todo, es gratis.

S.L. 24/6/2013

sábado, 15 de junio de 2013

Ópera Bufa


Sergio Suazo

Las historias de los días recientes, muestran por enésima vez- seguramente no será la última- que nuestros “políticos” son la expresión del país que tenemos. Ven la política como “el arte de lo posible” como la ven los ignorantes, unos dicen que Honduras cambió después del golpe de estado pero siguen actuando como si nada hubiera ocurrido, “hacen” la misma política en un país cuya institucionalidad prácticamente no existe, está en ruinas; y lo peor de todo, es que no se ve por donde o por quienes, la gente pueda esperanzarse más allá de lo puramente aspiracional.

Antes que dé inicio oficialmente la campaña electoral, se comienza a palpar el tono que puede llegar a tener, sobre todo, cuando nos aproximemos a la “zona caliente” como dicen en “radio bemba”.


El “jugoso debate” entre “Mel” y “Romeo”

En los países donde hubo golpes de Estado y que dieron lugar a dictaduras militares -principalmente en Latinoamérica- una vez recuperada la democracia, se produjo dentro de la clase política un profundo debate, primero sobre las causas del quiebre constitucional, luego para ver cómo reconstruir las instituciones, cómo revitalizar la política y por supuesto, cómo llegar a la verdad con justicia.

 Después, los primeros procesos electorales se vieron marcados por los hechos y personajes del pasado, mientras paralelamente, los Tribunales de Justicia y otras instancias de la sociedad, buscaban la verdad sobre todo, en temas de violación a los Derechos Humanos para que hubiera justicia, perdón sin olvido, reparación y reconciliación. Así sucedió en Chile con verdad y justicia “en la medida de lo posible” en el gobierno de Patricio Aylwin  o la revisión del “punto final” en Argentina. Lo más reciente sobre temas post dictaduras militares, es la condena a Efraín Rios Montt el ex dictador guatemalteco, condenado por genocidio.

En cambio, en nuestro país por ahora, no existen condiciones para que las instancias correspondientes hagan lo mismo, pero tampoco significa que en el futuro cercano no las pueda haber, sin embargo, sí ocurre que el principal ejecutor del golpe de Estado, se puede dar el lujo de interpelar a las víctimas en un acto de desprecio por el sufrimiento causado, y al mismo tiempo, en un espectáculo propio de una ópera bufa, “reta” a un “debate” para sacarse los “trapos sucios” públicamente. Muchos lo han de desear, por morbo.

Casi con toda seguridad, el “duelo” nunca se producirá porque no le conviene ni al retador, y tampoco al retado pero eso sí, la “libertad de prensa” se encargó de transmitir en directo y en diferido lo que denominó como “jugoso” espectáculo que ahora se puede escuchar en internet; también en esto, hay que prepararse porque el tiempo venidero estará lleno de episodios relacionados.


El Candidato Espantapájaros

De otra parte, la inusitada maratón de comparecencias en los medios de comunicación-  principalmente televisivos- del candidato-presidente del Congreso en los últimos días, indica que algo está pasando. Lo curioso es que aún no ha comenzado la campaña, y ya se ha ido en picada contra LIBRE, repitiendo algo que parece más bien propio de un guión escrito a propósito.

El guión se centra en dos temas que reitera cínicamente: uno, es que no tuvo nada que ver el golpe de Estado porque era un “pleito” entre liberales (Mel y Micheletti) y por lo tanto, los “instó” a que se pusieran de acuerdo por el “bien de Honduras”. Lo cual sabemos, no es cierto, votó en el Congreso por la destitución del presidente basada en la fabricación de una renuncia espuria, con falsificación de firma incluida; hoy tendría credibilidad su argumentación, si al menos hubiera mantenido la “neutralidad” que dijo tener en su momento. Dos, seguramente alguien que desconoce la realidad política de Honduras, le ha “aconsejado” que ataque a LIBRE y su dirigencia de violentos como parte de una campaña del terror que seguramente vendrá.

Lo que no sabe su “asesor”, es que un candidato de su propio partido  -“pepe” Lobo en su momento- fue derrotado al dejarse llevar por un “lana” extranjero que le recomendó “el puño firme” como parte de una estrategia que en lugar de dar confianza, asustó a la población y votó en su contra. Si es cierto como dicen sus aduladores más cercanos, que el candidato del Partido Nacional está 18 pts. arriba de LIBRE en las encuestas, ¿cuál es el objetivo político de atacar ese partido? O ¿es que ya conocía los resultados de la encuesta donde aparece en tercer lugar y que el 52% de los nacionalistas no lo apoyan?

Qué es más violento, ¿manchar una pared o violentar las instituciones del Estado para ser candidato a diputado aún cuando la ley se lo prohibía?


Y en eso llegó Fariñas

Para rematar todas estas “changonetas”, parte de la derecha latinoamericana apoyadora del golpe de Estado, saca de las cavernas más oscuras a una serie de personajes y los reune en la capital de los “baches primero”, para dar lec
ciones de democracia a los hondureñitos. Pero no contábamos con su astucia –ahora que ya no está “chespirito”- le pusieron un saco, una corbata, lo subieron a un avión y aterrizó por primera vez en el “internacional” nada más y nada menos que el gran Fariñas, record Guinnes en huelgas de hambre, en los mejores hospitales y con los cuidados de los mejores médicos y enfermeras. Nos viene a advertir que cuidado seguimos los pasos del muerto (Hugo Chávez) y menos los de Fidel, que el 70 % de pobreza que tenemos, que la culpa de ser el país más violento del mundo y el más corrupto de América Latina junto con Paraguay, la tiene el papel higiénico de Venezuela.

Aquellos que andan hablando de socialismo democrático, aunque no sepan que es eso, mejor arrepiéntase porque Fariñas le vino a decir a “pánfila” (la derecha hondureña) que no es cierto que Cuba haya cumplido dos años  antes, los objetivos del milenio, sobre todo, en temas relacionados con la desnutrición y el cuidado de los niños, como se lo reconoció recientemente la FAO. Es que Fidel le metió en el hotel unas “jineteras”, a los miembros de la delegación de dicho organismo internacional, es lo que dice Fariñas.

¿Quién ganó la “tapeada”, Mel o Romeo? Pregúntele a Fariñas, ¿Quién sacó la carretilla del Banco Central? Pregúntele a Fariñas, ¿Quién falsificó la firma del presidente? Pregúntele a Fariñas. ¿Y “pánfila” qué dice de todo eso y de otras cosas? Pregúntele a Fariñas.

Pero hay algo que Fariñas no consigue: que lo inviten a las reuniones cumbres de la derecha internacional, como la que hace unas semanas tuvo lugar en Argentina a la que asistieron entre otros “paladines de la libertad”, Mario Vargas Llosa, el ex presidente de España, José María Aznar y la “estrella” del evento, la bloguera cubana Yoani Sánchez que al igual que el gran Fariñas, vive de denigrar a su propio país.

Será que hay disidentes y disidentes. Hasta el próximo capítulo de la ópera bufa.

S.L. 20/5/2013


¿Inscribir o no Inscribir?

¡Tha’s not the question!


Sergio Suazo

Si en un momento creímos que lo habíamos visto todo, nos equivocamos y de qué manera. Macondo, ese espacio subrrealista  que sirvió de fondo para “Cien Años de Soledad” de García Márquez, se ve empequeñecido en “honduristán”. Lo que siempre supimos o sospechamos de la clase política que aquí habita, es insignificante con lo que ahora vemos y sabemos.

La rapiña que desveló el golpe de Estado de 2009 sobre los bienes y recursos del país, como parte de lo que hemos denominado “sistema de reparto” conocido como bipartidismo, conformado por las élites económicas, militares, políticas y hasta religiosas ha mostrado en estos días, una de sus facetas más cínicas. Lo que en un país mediadamente serio, sería impresentable, aquí es parte de la normalidad política. Me refiero, al hecho de reflotar a personajes que también en un país serio, cumplirían largas penas en una cárcel por sus responsabilidades políticas y administrativas al frente del gobierno, cuando les tocó ejercerlas.

Ahora resulta que éstos personajes, cuestionados interna e internacionalmente por su poca probidad hasta el punto de no poder entrar a su “segunda patria” - Estados Unidos- además de ser operadores políticos del golpe de Estado, son los encargados de dar lecciones de democracia a los “hondureñitos”, y para ello, recurren a algo que hasta las derechas más ideologizadas del continente ya abandonaron por vergüenza: el anticomunismo.

Volvieron al basurero de la historia a recoger entre la porquería, los residuos políticos e ideológicos de la guerra fría, y, desde ese pasado oscuro, desconociendo la realidad, se erigen como los portadores de gobernabilidad y futuro cuando son los verdaderos responsables del desastre que ahora tenemos como país y como comunidad.

Sospechan que algo profundo está ocurriendo dentro del pueblo que tanto desprecian, saben que ya no tendrán las manos libres para hacer y deshacer, apenas alcanzan a comprender que lo que siempre le negaron al pueblo las élites dominantes es lo que ahora mueve a ese pueblo: el poder. Las grandes mayorías - y las minorías también- no entienden de “refundación” ni de “socialismo democrático”, ni será  seguramente lo que las mueva a los centros de votación en noviembre venidero, pero lo que sí han entendido es que su situación inmediata y el futuro de los suyos, no puede ser determinada por las élites de siempre, reproductoras de un orden social y económico que los margina y empobrece cada vez más.

Además de el desprecio, siempre le han tenido miedo a la “chusma” no por pintar una pared, sino, porque pueda llegar a las instancias del poder político, al menos. La situación política en desarrollo, indica que habrá una gran resistencia a La Resistencia cuya expresión política es el partido LIBRE. Frente a la posibilidad de perder parte del poder político como ya lo han reconocido con otras palabras - las encuestas de opinión así lo demuestran hasta ahora-  entraremos a una situación extraordinaria de confrontación: unos, por mantener sus privilegios de casta y otros, por intentar el reemplazo de parte de la vieja clase política para tratar de modificar el orden social.

Frente a la irrelevancia del conservador Partido Liberal, seguramente la clase dominante hará todo lo posible por mantener la candidatura del Partido Nacional no sólo por tratar de ganar la elección, pero fundamentalmente, por garantizar la reproducción estructural del neoliberalismo que tanto réditos les ha dado a costa de la pobreza y miseria de más del 70% de la población.

Es por ello que el candidato-presidente del Congreso Nacional, luego  de haber absorbido las “candidaturas de maletín” que “participaron” en las elecciones primarias y a una serie de personajes oscuros, ahora trata de pegar con saliva al alcalde de la capital, es decir, a la víctima del escandaloso fraude que él mismo urdió y por el cual, el alcalde llegó a “comprender” a “Mel” Zelaya, en sus propias palabras.

Después de la mal llamada “marcha de la verdad” – por lo menos mil años de prisión en primera fila-  para hablar de los radicales libres, las encuestas no han variado y hasta “si señooor” supera al candidato del Congreso. La “renuncia” de uno de los designados de la candidatura nacionalista, ha resultado ser una operación fallida para contentar que no unir, al alcalde, el mismo que vestía de blanco a los empleados municipales para ir a las marchas de los “perfumados”, ahora desaparecidos por falta de Money.

La “operación inscripción”, con movilización incluida, frente al rechazo y la repugnancia que produce en la gente un nuevo espectáculo truculento y bochornoso, tiene como “idea fuerza” el derecho de petición, es decir, la ley prohíbe e inhabilita, pero tengo el derecho a pedir que no prohíba e inhabilite. Dicho de otra manera, el ladrón es juzgado y condenado, pero según la “lógica” de los “democrátas”, el ladrón tiene derecho a pedir que no lo juzguen ni lo condenen. En pedir no hay engaño, ¡qué dicha haber nacido en (Honduristán) perdón, en Honduras!

En esa misma “lógica”, al alcalde se le estaría violando el derecho a elegir y ser electo, pero ya participó y no lo eligieron o si lo eligieron, el candidato del Congreso se lo “reventó”, ¿cuál es el miedo? dijo Juan sin miedo. Pero como todo esto es parte de una “Ópera Bufa”, ahora que se dieron cuenta que el pueblo los está observando y esperando noviembre para la revancha pacífica y democrática piden -porque es un derecho dicen- que el llamado Tribunal de Elecciones cuya resoluciones no debería tener una instancia superior a la cual recurrir, extienda el plazo para “pensar”, “meditar”, “reflexionar”, “sopesar” y después “decidir” la solitud de inscripción del alcalde. La ley fija un plazo, ellos quieren otro. ¿Tan contentos o tan cagados?

Toda una semana y más,  discusiones seudojurídicas mañana, tarde y noche. La “prensa libre” “cedió” espacios para que los leguleyos trataran de convencer a los hondureñitos que ¡si se puede! , pero la última petición es signo que van de tumbo en tumbo, como dicen en los pueblos, la cosa se les complicó al no aceptar la esposa del alcalde para sustituirlo frente al efecto negativo que seguramente tendrá la intentona.

Mientras, por otro lado, los “análisis” más “sesudos” sobre la inscripción o no inscripción… que me parece… que no me parece… en mi opinión tal o cual cosa… yo creo aquí… creo allá… etc. etc. De la misma manera que debemos rechazar a los politiqueros inescrupulosos, también debemos hacer lo mismo con los “análisis” chapuceros que escamotean la realidad al pueblo con un supuesto lenguaje político.

Los que entienden de  estas cosas, no necesitan de una explicación, y quienes no entienden, una explicación sería insuficiente, por ello, hay que explicarle al pueblo que el poder no se toma, se conquista o se accede a él, pero lo que sí se puede tomar es la política y volverla el centro de la discusión para poder imaginar respuestas nuevas, modernas y superadoras de los problemas nacionales. La atrasada y antidemocrática clase política que tenemos, no puede ser en quien las mayorías pongan sus esperanzas, tampoco son deseables los “nuevos políticos” de ocasión, con “ofertones” de feria de pueblo o con panfletos que se van como llegaron; las ideas políticas, lo hemos dicho en otras oportunidades, tienen un valor intrínseco, genuino y cuando se usan como meros instrumentos, se convierten en demagogia pura y barata o de otra índole.

Por último, el espectáculo que seguramente continuará en los próximos días, debemos verlo como eso y nada más, no caer en discusiones inservibles porque no se trata de inscribir o no inscribir, tha’s not the question. El asunto es la renovación de la clase política y de la política,  pero no el mero reemplazo de unos por otros porque eso lleva a que nada cambie.

S.L. 9/6/2013

Candidato del Partido Nacional:

Entre el Síndrome de Hibris y la Estupidez



Sergio Suazo


Después de lo visto y escuchado en los últimos días, ya nada de lo que suceda en “Honduristan” debería sorprendernos. Hace mucho tiempo, los hondureños perdimos la capacidad de ruborizarnos por las actuaciones de los “politicuchos”: convirtieron la política- lo reitero una vez  más y siempre que sea necesario-  en el “arte de lo posible”. La ley- que ellos mismos hicieron- dice que tal o cual cosa no se puede, la moral política dice que no se debe, pero hacen lo que haya que hacer para que se pueda y se “deba” (¿Cuál es el miedo?).

En la Grecia clásica, a la misma que le debemos el origen de la polítika y de los politikós, existía la creencia que los seres humanos poseían cierta dosis de alegrías y tristezas, de éxitos y fracasos, de entusiasmos y desencantos; todo por obra de los dioses. Sin embargo, cualquiera que tratara de cambiar ese designio divino, cometía algo que llamaban hibris,  o sea, una especie de desborde de la condición humana, que desafiaba a los dioses y que hoy, se puede identificar con la soberbia.

Este fenómeno, ha sido estudiado modernamente por neurólogos, psiquiatras y cientistas políticos porque está asociado al poder. Consiste básicamente en la conducta que asumen algunos líderes o personas que han alcanzado ciertas posiciones de poder importantes o de cierta importancia, pero que no están convencidos de sus capacidades para desempeñarse en ellas. En algún momento, aparecen los aduladores, los aprovechados, los lisonjeros etc. para decirle lo contrario: eres el elegido, el ungido, insustituible, el salvador de la patria, el líder que el partido estaba buscando, el que va a cambiar la historia etc. entonces la personalidad del “líder” comienza a sufrir una transformación que da lugar a lo que se denomina la “enfermedad del poder”, que según los estudiosos de éste tema, es algo adquirido pero que con el tiempo se puede volver una patología que lleva a cometer errores y equivocaciones.

Conocida es la frase del ex presidente norteamericano Bill Clinton, sobre la conducta hibristíca de Tony Blair en el Congreso del Partido Laborista luego de los ataques a las Torres Gemelas: “Tony está consumiendo mucha adrenalina en sus cereales…parecía un coloso político, mitad César, mitad mesías”. Hacía referencia a la postura del ex Primer Ministro Británico sobre aquel hecho, y que, posteriormente, lo llevaría a involucrar a su país en la guerra contra Irak. Luego se demostró ser un error y que le trajo costos políticos inmensos a él y a su partido, por la arrogancia.

Una de las características de conductas hibrísticas, es que quien las posee y producto de las adulaciones, es la pérdida de capacidad para ver y comprender la realidad, a tener inseguridades sobre la posibilidad de fracasar a pesar de los halagos, no soportan a quienes piensan diferente aunque sean de su propio grupo, las últimas decisiones quedan exclusivamente reservadas para ellos lo que los lleva a cometer todo tipo de equivocaciones.

Mucho de esto se puede observar en el candidato del Partido Nacional. Las últimas actuaciones así lo demuestran, veamos: como es sabido, hoy en América Latina, agitar el fantasma del anticomunismo ya no produce réditos políticos, siempre quedan algunos nostálgicos pero son los menos, el último fantasma ya no está con nosotros Hugo Chávez (por cierto, ¿se han fijado que la derecha que en vida lo satanizaba hasta más no poder, ahora considera que fue un buen gobernante, que se preocupó por los pobres? Hasta “pánfila” (la derecha atrasada de Honduras) cree eso.

Ese vacío, el candidato “nacionalista” trata de llenarlo con algo que algún “lana” que desconoce la realidad política nuestra le ha dicho: “la izquierda radical” y se la achaca al partido LIBRE. Decía en mi artículo anterior (“Ópera Bufa”) que carece de sentido político atacar a quien según ellos mismos, están seguros de vencer, a menos, que sea lo contrario.

A LIBRE se le puede decir que son los mismos, que no tiene propuesta, que la refundación y el socialismo democrático son sólo frases vagas, que no tienen idea distinta del estado, de la economía y de la sociedad etc. etc. pero lo que no se le puede decir es que es un partido radical y menos de izquierda sólo porque algunos se autodefinan con tales. Atacar por esa vía, es un error que hasta el más despistado lo reconoce sobre todo, porque no es cierto, eso gran parte de la población lo percibe y en ello está la debilidad de tal argumento; en Honduras nunca ha existido una izquierda política fuerte ni débil y menos radical, ha habido sectores de obreros en algunos gremios que han sustentado posiciones que se podrían llamar de izquierda, pero nunca dieron el paso político como para poder determinar su radicalidad.

Por otra parte, mezclar anticomunismo con religión en una sociedad que producto del golpe de Estado que el mismo candidato apoyó, ha avanzado por lo menos en saber con nombre y apellido a quienes se señala como responsables de sus situación y la del país, es a lo menos riesgoso o muestra de hribris que lleva a cometer errores tan gruesos. Recordemos que también importantes sectores de base de las distintas iglesias, se opusieron y resistieron el golpe de Estado, por lo tanto, pueden reconocer junto a otros sectores de la sociedad, la manipulación burda de mezclar elementos religiosos con política viniendo de un personaje con altos niveles de rechazo en la población, según distintos sondeos de opinión.

Como si lo anterior no fuera suficiente, “suma” a su candidatura al “Alcalde 450” el mismo que le dijo de todo después que lo dejaron en el camino, producto del gran fraude electoral del que fue víctima por parte del ahora candidato. La Ley Electoral dice que no se puede, pero ellos dicen que sí- “por qué no atreverse a innovar”- dijo el candidato, después de todo, en 2005 movió cielo, mar y tierra para ser diputado aunque la ley se lo prohibía (¿Quién dijo miedo?). ¿Y el alcalde? “Si es por interpretación no acepto” dijo a las siete de la mañana, a las siete de la noche, “acepto con honor” le dijo al que le hizo el fraude.

Cualquier observador extranjero, diría éstos están cometiendo suicidio asistido pero no, es “la variable de la estupidez” que no se debe descartar nunca de la clase política hondureña, producto de la soberbia de ir en contra de la dosis de éxito y fracaso que le dan los dioses a cada quien.

Para terminar, me disculpan la impertinencia; ¿sólo en Juan Orlando se observa el Síndrome de Hibris? ¡Que contesten los dioses!

S.L. 28/5/2013