Entre el Síndrome de Hibris y la Estupidez
Sergio
Suazo
Después de lo visto y
escuchado en los últimos días, ya nada de lo que suceda en “Honduristan”
debería sorprendernos. Hace mucho tiempo, los hondureños perdimos la capacidad
de ruborizarnos por las actuaciones de los “politicuchos”: convirtieron la
política- lo reitero una vez más y
siempre que sea necesario- en el “arte
de lo posible”. La ley- que ellos mismos hicieron- dice que tal o cual cosa no
se puede, la moral política dice que no se debe, pero hacen lo que haya que
hacer para que se pueda y se “deba” (¿Cuál es el miedo?).
En la Grecia clásica, a la
misma que le debemos el origen de la polítika y de los politikós, existía la
creencia que los seres humanos poseían cierta dosis de alegrías y tristezas, de
éxitos y fracasos, de entusiasmos y desencantos; todo por obra de los dioses.
Sin embargo, cualquiera que tratara de cambiar ese designio divino, cometía
algo que llamaban hibris, o sea, una especie de desborde de la condición
humana, que desafiaba a los dioses y que hoy, se puede identificar con la
soberbia.
Este fenómeno, ha sido
estudiado modernamente por neurólogos, psiquiatras y cientistas políticos
porque está asociado al poder. Consiste básicamente en la conducta que asumen
algunos líderes o personas que han alcanzado ciertas posiciones de poder
importantes o de cierta importancia, pero que no están convencidos de sus
capacidades para desempeñarse en ellas. En algún momento, aparecen los
aduladores, los aprovechados, los lisonjeros etc. para decirle lo contrario:
eres el elegido, el ungido, insustituible, el salvador de la patria, el líder
que el partido estaba buscando, el que va a cambiar la historia etc. entonces
la personalidad del “líder” comienza a sufrir una transformación que da lugar a
lo que se denomina la “enfermedad del
poder”, que según los estudiosos de éste tema, es algo adquirido pero que
con el tiempo se puede volver una patología que lleva a cometer errores y
equivocaciones.
Conocida es la frase del ex
presidente norteamericano Bill Clinton, sobre la conducta hibristíca de Tony Blair en el Congreso del Partido Laborista luego
de los ataques a las Torres Gemelas: “Tony está consumiendo mucha adrenalina en
sus cereales…parecía un coloso político, mitad César, mitad mesías”. Hacía
referencia a la postura del ex Primer Ministro Británico sobre aquel hecho, y
que, posteriormente, lo llevaría a involucrar a su país en la guerra contra
Irak. Luego se demostró ser un error y que le trajo costos políticos inmensos a
él y a su partido, por la arrogancia.
Una de las características
de conductas hibrísticas, es que quien las posee y producto de las adulaciones,
es la pérdida de capacidad para ver y comprender la realidad, a tener
inseguridades sobre la posibilidad de fracasar a pesar de los halagos, no
soportan a quienes piensan diferente aunque sean de su propio grupo, las
últimas decisiones quedan exclusivamente reservadas para ellos lo que los lleva
a cometer todo tipo de equivocaciones.
Mucho de esto se puede
observar en el candidato del Partido Nacional. Las últimas actuaciones así lo
demuestran, veamos: como es sabido, hoy en América Latina, agitar el fantasma
del anticomunismo ya no produce réditos políticos, siempre quedan algunos
nostálgicos pero son los menos, el último fantasma ya no está con nosotros Hugo
Chávez (por cierto, ¿se han fijado que la derecha que en vida lo satanizaba
hasta más no poder, ahora considera que fue un buen gobernante, que se preocupó
por los pobres? Hasta “pánfila” (la derecha atrasada de Honduras) cree eso.
Ese vacío, el candidato
“nacionalista” trata de llenarlo con algo que algún “lana” que desconoce la
realidad política nuestra le ha dicho: “la izquierda radical” y se la achaca al
partido LIBRE. Decía en mi artículo anterior (“Ópera Bufa”) que carece de
sentido político atacar a quien según ellos mismos, están seguros de vencer, a
menos, que sea lo contrario.
A LIBRE se le puede decir
que son los mismos, que no tiene propuesta, que la refundación y el socialismo
democrático son sólo frases vagas, que no tienen idea distinta del estado, de
la economía y de la sociedad etc. etc. pero lo que no se le puede decir es que
es un partido radical y menos de izquierda sólo porque algunos se autodefinan
con tales. Atacar por esa vía, es un error que hasta el más despistado lo
reconoce sobre todo, porque no es cierto, eso gran parte de la población lo
percibe y en ello está la debilidad de tal argumento; en Honduras nunca ha
existido una izquierda política fuerte ni débil y menos radical, ha habido
sectores de obreros en algunos gremios que han sustentado posiciones que se
podrían llamar de izquierda, pero nunca dieron el paso político como para poder
determinar su radicalidad.
Por otra parte, mezclar
anticomunismo con religión en una sociedad que producto del golpe de Estado que
el mismo candidato apoyó, ha avanzado por lo menos en saber con nombre y
apellido a quienes se señala como responsables de sus situación y la del país,
es a lo menos riesgoso o muestra de hribris
que lleva a cometer errores tan gruesos. Recordemos que también importantes
sectores de base de las distintas iglesias, se opusieron y resistieron el golpe
de Estado, por lo tanto, pueden reconocer junto a otros sectores de la
sociedad, la manipulación burda de mezclar elementos religiosos con política
viniendo de un personaje con altos niveles de rechazo en la población, según
distintos sondeos de opinión.
Como si lo anterior no fuera
suficiente, “suma” a su candidatura al “Alcalde 450” el mismo que le dijo de
todo después que lo dejaron en el camino, producto del gran fraude electoral
del que fue víctima por parte del ahora candidato. La Ley Electoral dice que no
se puede, pero ellos dicen que sí- “por qué no atreverse a innovar”- dijo el
candidato, después de todo, en 2005 movió cielo, mar y tierra para ser diputado
aunque la ley se lo prohibía (¿Quién dijo miedo?). ¿Y el alcalde? “Si es por
interpretación no acepto” dijo a las siete de la mañana, a las siete de la
noche, “acepto con honor” le dijo al que le hizo el fraude.
Cualquier observador
extranjero, diría éstos están cometiendo suicidio asistido pero no, es “la
variable de la estupidez” que no se debe descartar nunca de la clase política
hondureña, producto de la soberbia de ir en contra de la dosis de éxito y fracaso
que le dan los dioses a cada quien.
Para terminar, me disculpan
la impertinencia; ¿sólo en Juan Orlando se observa el Síndrome de Hibris? ¡Que
contesten los dioses!
S.L. 28/5/2013
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